En el corazón vibrante del Centro Residencial de Mayores Jesús de Nazaret, se vivió una jornada inolvidable donde las tradiciones se tejieron con la alegría y el entusiasmo creativo de nuestros queridos residentes. Hoy, nuestros usuarios han dado vida a la antigua y significativa fiesta de la Cruz de Mayo, un testimonio de la vivacidad de nuestras costumbres.
Con manos diestras y corazones llenos de emociones, los participantes llevaron a cabo un emotivo taller de manualidades. Cada pliegue de papel de seda era una pincelada de alegría, cada nudo, un lazo de recuerdos; juntos, han formado una hermosa cruz que ahora adorna con gracia y colorido nuestro patio central. La cruz, símbolo por excelencia de esta celebración, se erige en el centro de las miradas, rebosante de colores y creatividad.
Mientras tanto, el aire se inundaba de la melodiosa banda sonora de nuestras fiestas con música de feria: sevillanas y rumbas resonaron a través de nuestros muros, llevando a cada rincón un espíritu de felicidad y comunión. Nuestros residentes se mecían y compartían risas y danzas, envueltos en un ambiente reminiscente de las ferias andaluzas, donde la música es la protagonista indiscutible.
Este evento tiene un valor incalculable, pues va más allá de la mera celebración. Fortalece lazos, revitaliza recuerdos y fomenta una participación activa de nuestros mayores, quienes con sus manos y recuerdos siguen construyendo historia. Es una ventana para revivir tradiciones, fortaleciendo el sentido de comunidad y pertenencia que es vital en nuestro centro.
Sin duda alguna, lo vivido hoy quedará grabado no solo en la memoria de nuestros residentes sino también en las páginas de la historia de Jesús de Nazaret. Una celebración de la cultura, la historia y el calor humano que sigue demostrando que, en nuestro centro, cada día es una oportunidad para celebrar la vida, el arte y las tradiciones que nos unen.



